martes, 13 de enero de 2009

28/12 , Cuarto día

Como al día siguiente era mi cumpleaños y lo queríamos pasar en algún pueblo con gente, decidimos contratar una camioneta que nos lleve hasta Salinas Grandes, para después nosotros pedalear 65 Km. hasta Purmamarca, provincia de Jujuy. De lo contrario, no íbamos a llegar ya que hacer esos 165 Km. era algo inalcanzable en el día. Nos llevo un Sr. llamado Estaban Olmos junto con su changuito en su camioneta. Salimos alrededor de las 8:30 hs y por primera vez agarramos la famosa y mas larga Ruta Nacional Nº40 que une La Quiaca con Ushuaia. El paisaje era realmente bello, con laderas a ambos costados y unas hermosas montañas coloridas acompañaban el ripio con serrucho y bancos de arena. Este tramo de la RN 40 es muy poco transitado y causa de esto es que casi no hay poblados a lo largo de esta. Dejamos atrás la provincia de Salta y entramos en la jujeña. Ya se empezaba a ver el extremo de las Salinas Grandes. Empezamos a pedalear para este desierto de sal y el paisaje se tornaba cada vez más maravilloso. Era todo blanco. Todo sal. Nos fotografiamos de manera muy especial (se reserva el derecho de las fotos), y lentamente comenzamos a volver al cruce de la 40 y 51, para tomar esta ultima y hacer 60 Km. hasta Purmamarca. Toda la primer mitad es una larga y constante subida, que por momentos se tornaba imposible de subir en bici, y mas con los aproximadamente 12 Kg. que llevábamos de carga. Subiendo la Cuesta de Lipan, tuvimos que bajarnos de las bicis y empezar a caminar ya que de esta manera avanzábamos más. La suerte estaba de nuestro lado. Pasaban muy pocos vehículos, pero justo pasó un camión que transportaba cubos de sal, y nos hizo evitó el resto de la tremenda subida. El camión subía lento debido a toda la carga que llevaba encima, más una nueva adicional causada por tres locos con bicicleta. Una vez que alcanzamos los 4080 msnm, nos bajamos del camión y el frío de alta montaña se empezó a sentir. Nos abrigamos ya que teníamos por delante unos 38 Km. de bajada increíble. Fue la mejor parte sin lugar a dudas. Descender desde esa altura hasta llegar a Purmamarca (2450 msnm) fue adrenalina pura. Logramos velocidades muy altas y gozamos de unas vistas y paisajes indescriptibles. Cuando llegamos al pueblo de Purmamarca la duda era si acampar o ir a un hostel. Miramos al cielo y se veía venir la lluvia, así que paramos en un hostel. En esta región el cielo no miente y empezó a llover en forma pareja y constante.









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